ABC del caldo de huesos
Caldo de asado: nutritivo, sabroso y Sin Desperdicio
El caldo casero de huesos es un alimento básico que alimenta y reconforta, especialmente en los meses fríos. ¿La clave? utilizar huesos de calidad y cocinarlos a fuego lento. En mi cocina, donde todo se centra en aprovechar, uso huesos de alta calidad, los cocino a fuego lento también aprovechando la energía, permitiendo así, que cada ingrediente libere todo su sabor y nutrientes y economizo, de paso
¿Sabías que los huesos de animales alimentados a pasto, con abundante tejido conectivo, son ricos en colágeno? Este colágeno se descompone durante la cocción y forma una gelatina que no solo le da al caldo su textura característica, sino que también aporta beneficios a tus articulaciones y a la salud de tu piel. Este tipo de caldo es perfecto para fortalecer el sistema inmunológico y apoyar la salud intestinal gracias a sus propiedades nutritivas.
Tu caldo Sin desperdicio
- Utilizo vino tinto sobrenatural, sin sulfitos agregados, vegano y orgánico, en general si tengo sobras, en lugar de vinagre de manzana. Si no tenes estos vinos más saludables, te propongo reemplazar por vinagre de manzana. El vino ayuda a realzar el sabor, y la acidez del vinagre o del vino a que el caldo se gelifique correctamente y aprovecho siempre sobras.
- Doro los huesos antes de cocinarlos, para aportar una profundidad de sabor incomparable, evitando el típico gusto grasoso.
- La cocción en etapas o con bolsa térmica, hace que mi preparación consuma menos energía con el mismo resultado
ABC de un caldo de huesos perfecto
- Elegir huesos de res con abundante tejido conectivo y de ganadería regenerativa. Estos huesos son una excelente opción para hacer caldo, ya que aportan no solo los beneficios de los huesos (colágeno, minerales y gelatina), sino también el sabor y nutrientes adicionales de la carne.
- Los huesos ideales. Huesos de tuétano o médula: son ricos en grasa y sabor. Son ideales para obtener un caldo con una textura rica. Huesos de rodilla o articulaciones: como las rótulas o las patas, contienen cartílago y colágeno, lo que ayuda a obtener una buena cantidad de gelatina en el caldo. Huesos de la espina dorsal o del cuello: tienen una buena proporción de carne y hueso, lo que da sabor y nutrientes. Huesos de costilla: aunque no contienen mucha médula, aportan un gran sabor. Huesos de pollo o carcasa de pollo: incluyendo el espinazo y las patas, que aportan colágeno y gelatina. Huesos de pescado: Si buscas un caldo de pescado, la espina, la cabeza y las colas de los pescados son muy buenas opciones.
- Evitar los huesos con médula ósea (tuétano) para prevenir un caldo grasoso y aguado.
- Asar los huesos junto con las aromáticas para potenciar el sabor.
- Cocinar a fuego lento para que los nutrientes se liberen de manera óptima.
- Añadir hierbas frescas al final, como laurel o tomillo, para un toque aromático perfecto.
- Servir el caldo con sal al gusto, agregándola al final para ajustar los sabores y utilizarlo en otras preparaciones para potenciar nutrientes y sabores
- Tip nutricional: El colágeno que se desprende de los huesos es ideal para mejorar la elasticidad de la piel y promover la salud de las articulaciones. Además, el caldo de huesos contiene minerales como el calcio y el magnesio, esenciales para mantener tus huesos fuertes.
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El tiempo ideal para cocinar el caldo de huesos es entre 12 y 24 horas a fuego lento, que te enseño a hacer a bajo costo. La cocción larga permite que los nutrientes se extraigan completamente de los huesos y que el colágeno se convierta en gelatina, aportando esa textura y beneficios tan deseados.
Si tenes una olla de cocción lenta (slow cooker) eléctrica, es perfecta para esta receta, ya que asegura una cocción prolongada sin necesidad de supervisión constante a bajo consumo eléctrico.
Si tenes bolsa térmica para yogur, también es de gran ayuda y acá es donde podes economizar en la cocción. Se cocina a fuego bajo hasta que llegue a 90ºC, un poco antes de hervir. Se tapa y se envuelve en la olla o en 3 mantas de polar. Se deja ahí por al menos 4 horas (si son mantas polar, 12 si es tu bolsa para yogur. Se vuelve a llevar a fuego hasta lograr otra vez 90ºC, y se repite la maniobra con la bolsa. En el caso de las mantas, son más veces las que vuelve al fuego, ya que no mantienen la temperatura de manera tan eficiente como el bolsa.
También se puede hacer en una olla común a fuego bajo, y acá es donde asegurándote de mantener el caldo tapado, cubierto con líquidos y agregando agua en el caso de que sea necesario.
Es recomendable cocinarlo tapado durante la mayor parte del tiempo para evitar que se evapore demasiado líquido. Si deseas concentrar un poco más el sabor hacia el final de la cocción, puedes destaparlo en las últimas 1-2 horas, llevarlo a fuego mínimo, lo que ayudará a reducir el caldo y hacer que los sabores sean más intensos.
Beneficios y aportes de los huesos con carne de res
- Sabor intenso: La carne que queda adherida a los huesos, como en las costillas, huesos de pierna o el osobuco, aporta un sabor mucho más robusto y profundo al caldo. Este tipo de hueso es ideal si buscas un caldo que sea rico y sustancioso. La gran contra del osobuco es el tuétano que está incluído que deja tu caldo grasoso.
- Proteínas y nutrientes: La carne aporta proteínas adicionales, así como hierro, zinc, vitamina B12 y otros nutrientes que no se obtienen solo de los huesos. Esto convierte al caldo en una fuente de energía más completa.
- Textura: La carne junto con el colágeno de los huesos ayuda a que el caldo tenga una textura más rica, ligeramente gelatinosa cuando se enfría, lo que es ideal para sopas o como base para otras preparaciones.
- Grasas saludables: Si los huesos tienen carne, también aportan un poco de grasa, lo que añade cremosidad y profundidad al caldo. Dependiendo de la cantidad de carne y grasa que se utilice, el caldo puede ser más o menos untuoso.
Ejemplos de huesos con carne de res que funcionan bien:
- Costillas de res: Aportan una buena cantidad de carne y un sabor excelente.
- Cola de res (rabo): Aunque no es tan carnosa, su textura gelatinosa y el sabor que desprende es maravilloso para caldos.