Remolacha: raíz, hojas y pieles, todo aprovechable
¿Con hojas o sin hojas? ¿Peladas o enteras? ¿Cuál es la mejor manera de cocinarla? Son preguntas frecuentes, y hoy te cuento cómo disfrutar la remolacha aprovechando todas sus partes, sin perder sabor ni nutrientes.
La remolacha es un tubérculo que utiliza sus hojas para nutrirse y su tallo para sostenerse. Cada una de estas partes está llena de nutrientes, fibras y sabor. La buena noticia: su sabor es delicioso con cáscara o sin ella, así que nunca más la peles antes de cocinarla.
Hojas de remolacha
Las hojas merecen una atención especial. Son ricas en vitaminas A, C y K, minerales como hierro y magnesio, fibra y antioxidantes. Se pueden consumir crudas en ensaladas o batidos, salteadas, en sopas, tartas o incluso como chips al horno.
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Seguridad: Si tus remolachas son agroecológicas, basta con un lavado simple. Si no, se recomienda limpiar sumergiendo las hojas en una solución de 20 ml de lvinagre blanco por litro de agua durante 10 minutos, luego enjuagar y secar bien. Además de que para higienizar, siempre recomiendo hacerlo con 5 ml de lavandina apta alimentos por litro de agua, con su posterior lavado
Conservación de nutrientes y cocción
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Cocción al horno o al vapor: preserva mejor vitaminas, minerales y pigmentos naturales (betalaínas).
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Cocción en líquido: puede diluir los pigmentos y dañar células, reduciendo ligeramente el valor nutricional.
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Piel: si decides retirarla, puedes transformarla en chips de remolacha, con un corto tostado en horno a temperatura moderada, conservando sabor y antioxidantes.
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Tallo: perfecto para salteados, rellenos, tartas o medallones vegetales.
Creatividad en la cocina
La remolacha se presta a combinaciones dulces y saladas.
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Saladas: incluir hojas o pulpa en tartas, ravioles o medallones vegetales.
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Dulces: su sabor dulce-terroso combina de manera sorprendente con chocolate, ideal para mousses o brownies.
Maridaje y sabor
Su dulzor natural combina con quesos suaves, hierbas frescas (perejil, menta, albahaca), cítricos, frutos secos, especias como comino o canela y aceites de buena calidad. La piel y las hojas aportan notas terrosas y un leve toque amargo que equilibra muy bien preparaciones dulces o saladas.
Aprovechar todas las partes de la remolacha no solo maximiza su aporte nutricional, sino que también reduce desperdicio, respeta la naturaleza del alimento y te permite explorar texturas y sabores en tu cocina.