Volver a lo natural: la cocina regenerativa y sin desperdicio
En un mundo donde nuestra salud y bienestar a veces se ven amenazados, la naturaleza sigue siendo nuestro mejor maestro.
Hoy sabemos más que hace unos años: entendemos que nuestra relación con los alimentos y la tierra puede ser diferente. Antes, nuestra vida estaba más conectada con lo natural: comíamos alimentos sin agrotóxicos, nuestro movimiento dependía de nuestro cuerpo, y vivíamos más en sintonía con el entorno. Hoy podemos recuperar esa conexión, paso a paso, sin idealizar el pasado, pero aprovechando lo que la experiencia y la ciencia nos enseñan.
¿Por qué producir parte de nuestros alimentos?
No se trata de ser autosuficientes al 100%, sino de reconectar con el origen de lo que comemos y entender cómo los sistemas naturales pueden trabajar a nuestro favor.
Cuando cultivamos y criamos con respeto —suelo vivo, agricultura regenerativa, animales criados en bienestar— la cocina sin desperdicio deja de ser un esfuerzo: se vuelve la consecuencia natural de estos sistemas. Cada alimento tiene valor, y aprender a aprovecharlo por completo —desde la raíz hasta la cáscara— se vuelve creativo y regenerativo.
Huertas regenerativas: el suelo como protagonista
La calidad del alimento comienza en el suelo. No es lo mismo cultivar en tierra degradada y química que en suelos vivos y llenos de nutrientes.
La agricultura regenerativa busca:
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Recuperar la fertilidad del suelo.
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Proteger la biodiversidad.
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Devolver carbono a la tierra.
El resultado: alimentos más nutritivos, resilientes y sabrosos. Esta misma filosofía se aplica a la crianza de animales para consumo: alimentación natural, espacio, bienestar y respeto por sus ciclos biológicos.
Huertas en casa: un triple impacto
No hace falta un campo. Incluso un balcón, ventana o techo puede convertirse en fuente de alimento, salud y bienestar.
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Impacto en tu salud física y mental: reconectas con la tierra y lo que comes.
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Impacto en tu economía: aprovechas mejor los recursos y reduces gastos.
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Impacto en el medio ambiente: fomentas sistemas regenerativos y reduces desperdicios.
Sabías que en solo 1 m² se pueden cultivar hasta 20 kg de alimentos al año. Desde papas en tachos reutilizados hasta hierbas en macetas, no hay excusas: siempre hay algo que se puede cultivar.
Cómo empezar
Primero conectar con lo que usas, te gusta o es parte de tu alimento: un producto a la vez. Evaluá cuando es su estacion, de que zona proviene y si es apto para ci¡ultivo donde estas. Si es asi, a traves de mi membresia tenes varios pdfs, como este de 7 pasos para tener tu huerta en casa o mi taller de huerta en macetas. y articulos, inclusive mi cercanía, que te pueden acompañar.
Cuando trabajamos con la naturaleza, con suelos vivos y sistemas regenerativos, el sin desperdicio deja de ser un esfuerzo extra. Se convierte en la forma natural de cocinar y vivir, poniendo en el centro: la salud del suelo, de los animales, de nuestros alimentos y de nosotros mismos.