La berenjena y el poder anti inflamatorio de su piel

La berenjena y el poder anti inflamatorio de su piel

Lo que más recuerdo de mi infancia, además de una vida simple y profundamente ligada a la naturaleza, es la abundancia estacional y, a pesar de ella, la práctica de aprovechar todo: nada se desperdiciaba. Hoy, te invito a mirar tus cáscaras, pieles y semillas con otro ojo: no descartarlas, sino transformarlas en aliados en la cocina, aportando sabor, textura y nutrientes. La piel de la berenjena, en particular, es única en sabor y propiedades.

Durante años creí que las berenjenas se comían enteras y no entendía por qué, para hacer dips como el baba ganoush, se quemaba la piel. La idea tradicional es que esto aporta un sabor ahumado intenso. Sin embargo, al probarlo varias veces, descubrí que la berenjena ya posee notas ahumadas de forma natural, y la mayor concentración de ese sabor se encuentra justamente en su piel. Quemarla y descartarla significa perder sus compuestos más valiosos.

Nutrientes que no debemos perder

El color púrpura intenso de la piel de la berenjena se debe a las antocianinas, poderosos antioxidantes del grupo de los flavonoides. Estas sustancias contribuyen a la salud cardiovascular, reducen la inflamación y ayudan a la función ocular. La piel también aporta fibra, esencial para la digestión y para mantener niveles saludables de colesterol y glucosa en sangre, además de vitamina C, vitamina K y manganeso.

Conservar estos nutrientes depende de la cocción: es preferible asar o cocinar al vapor sin remover la piel, o incorporarla entera en guisos y salsas. Si la retiramos, podemos deshidratarla y molerla para usarla como polvo nutritivo, que aporta sabor y color a sopas, ensaladas, pastas o arroces.

Conservación y seguridad

  • En frascos: el polvo de piel de berenjena se conserva en un frasco hermético, en un lugar fresco y seco, lejos de la luz directa, durante varios meses.

  • En preparaciones húmedas: puede congelarse o incorporarse directamente en salsas y guisos, asegurándose de que la cocción sea suficiente para eliminar cualquier riesgo microbiológico.

Maridaje y sabor

La piel de berenjena combina muy bien con ajos, cebollas, hierbas frescas como albahaca y perejil, cítricos, sésamo, tahini y especias como comino o pimentón ahumado. Su sabor ligeramente dulce y ahumado natural intensifica cualquier preparación sin necesidad de quemarla.

Visto desde esta óptica, del respeto y cuidado por el alimento y su poder sobre nuestra salud, no hay razón para desperdiciar la piel de la berenjena. Al contrario: aprovecharla potencia sabor, nutrientes y creatividad en la cocina.

Recetas con berenjenas y su piel: