Panqueques olvidados que se convirtieron en el mejor pan de olla
Les quiero contar una historia que mezcla fútbol, improvisación y cocina sin desperdicio. El día de la final, preparé panqueques sin huevo para una multitud. Argentina salió campeona, todos salimos a festejar, y en la emoción… ¡me olvidé la masa fuera de la heladera!
Pero como saben, yo no tiro nada. Lo que podría haber sido desperdicio se transformó en magia: dejé la masa a fermentar naturalmente a temperatura ambiente por un día y medio, y lo que nació fue la mejor versión de pan de olla que haya probado.
A la mañana siguiente, calenté una sartén con unas gotas de aceite, di forma a los pancitos, los tapé y cociné 4 minutos por lado. El resultado: un pan de olla con costra crujiente, esponjoso y lleno de sabor, sin rastro de azúcar, porque las bacterias de la fermentación se encargaron de transformarla.
Ingredientes
Masa base (panqueques sin desperdicio y pan de olla)
Harina de trigo 0000, 150 g
Azúcar, 20 g
Leche, 180 g
Manteca, 5 g
Para el pan de olla:
Harina extra, 120 g
Preparación
Colocar las harinas primero, luego el azúcar y agregar la leche de a poco, para evitar grumos. Finalmente, incorporar la manteca fundida. Con esta masa, hacer panqueques levemente dulces; en casa los disfrutamos con dulce de leche.
La masa que sobra, dejar fermentar 1 día completo y 1 noche (aproximadamente 1 ½ días). Al día siguiente, cuando haya leudado, tomar la masa con un poco de harina extra y formar bollos. Presionarlos levemente para que queden planos, de unos 6 cm de diámetro y 1 cm de alto.
Calentar una sartén u olla a fuego alto, luego bajar a mínimo. Colocar unas gotas de aceite, poner los panes y tapar. Cocinar 2–3 minutos por lado, siempre tapados. El vapor generado ayudará a crear una costra crujiente y deliciosa.
Este pan queda neutro, sin sabor a azúcar, y se puede aromatizar agregando hierbas antes de armar los bollos, como romero o perejil. Se disfruta perfecto con aceite de oliva, tomate fresco o simplemente solo.

