Rebozador casero x 2 (sin desperdicio y sin gluten)
Los rebozadores que compramos suelen partir de panes procesados industrialmente, como el clásico rallado o el más aireado panko. En casa, en cambio, tenemos una opción mucho más rica, económica, sustentable y adaptable a cualquier tipo de dieta: aprovechar lo que queda de pan y transformarlo en un rebozador perfecto.
Con solo guardar las sobras de pan, dejar que se deshidraten y procesarlas, obtenés un rebozador casero increíble. Y si necesitás una versión sin gluten, también podés prepararla en casa combinando harinas nobles y vegetales deshidratados. Las dos versiones son fáciles y permiten aprovechar al máximo lo que ya tenés.
Ingredientes
Rebozador clásico (sin desperdicio)
Pan de sobras, cortado en trozos
Rebozador sin gluten
Harina de mandioca (no almidón), 1 taza
Harina de maíz (no almidón), 1 taza
Trigo sarraceno molido o harina de trigo sarraceno, ½ taza
Vegetales deshidratados variados, ½ taza
Escamas de papa, ½ taza (el clásico puré deshidratado; revisar que solo tenga papa)
Cómo prepararlos
Rebozador clásico
Cortar el pan que sobró y colocarlo en una bolsa de lienzo. Guardarlo en un lugar fresco, ventilado y a la sombra. Agitar la bolsa una vez por día para que el pan se seque parejo y evitar la aparición de hongos.
Cuando esté completamente seco, moler y guardar en un frasco hermético hasta por 3 meses.
Otra opción: rallar o procesar el pan fresco y colocarlo a deshidratar. Podés hacerlo en un deshidratador, en horno muy suave o dentro de una bolsa de lienzo moviéndola dos veces al día.
Rebozador sin gluten
Es ideal usar las harinas ya molidas. Lo único que lleva algo más de tiempo es deshidratar los vegetales.
Cortarlos y colocarlos en una bolsa de lienzo en un lugar ventilado y sin sol directo. Ir moviendo la bolsa para que se sequen parejo.
Una vez secos, molerlos en procesadora o mortero. Si vivís en una zona muy húmeda, procesalos primero y luego llevalos a secar en una placa cubierta con lienzo, moviéndolos cada tanto.
Cómo aprovecharlos mejor
Con estas dos bases podés rebozar milanesas de carne, pollo, pescado, vegetales, tofu, legumbres o setas. Es una forma de cocinar sin desperdicio, con ingredientes reales y ajustando las mezclas según tus gustos.
¿Preferís una milanesa sin carne?
Probá estas opciones: Milanesas de girgolas o Milanesas de soja.
Y recordá: si tu alimentación es muy restringida, siempre es importante realizarte controles médicos para asegurarte de que no falten nutrientes esenciales.
Tip sin desperdicio:
Las migas sueltas, tapas de pan o pedazos duros que suelen quedar olvidados en la bolsa se convierten en un rebozador espectacular. Nada se tira: todo suma textura, sabor y economía.

